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¿Sólo se necesita fuerza de voluntad para cambiar un hábito adictivo?

Actualizado: 22 abr 2022


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César Mendoza Rosales

Psicólogo clínico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, con especialidad en patrones de comportamiento autodestructivo.

Coordinador del Centro para la Investigación y Desarrollo de la Psicología Constructivista www.cipsicon.com

CAPÍTULO 1 | Parte III

SUSTANCIAS PSICOACTIVAS

Caracterización del consumo, abuso y dependencia

El entendimiento del fenómeno adictivo

La adicción a las drogas es un concepto que en la actualidad no tiene una definición clara o unánime por parte de quienes se dedican a su estudio e intervención, los expertos en el tema aportan visiones diversas, que impactan indudablemente en el entendimiento del fenómeno y en la comprensión de la caracterización de la persona que presenta la adicción.

Por citar algunos ejemplos, para López (s.f.) la adicción es un hábito en el que el individuo se aferra a una sustancia que le produce algún tipo de placer, gratificación o falso bienestar; pero que poco a poco comienza a causarle daño y a destruir su vida. Desde esta visión, el autor considera que lo que basta para cambiar este hábito es la fuerza de voluntad del individuo para hacer los ajustes necesarios en su vida, que lo lleven a alejarse de las drogas.

En la misma línea de la comprensión de la adicción como un hábito, Becoña, et al. (2011), señalan que la adicción a las drogas se refiere al consumo repetido de una sustancia psicoactiva que produce en el individuo intoxicación por esa droga, y añaden que se muestra un deseo compulsivo de consumirla, una gran dificultad para interrumpir voluntariamente su consumo y que presenta síndrome de abstinencia cuando no se consume.

La adicción es sugerida por Martínez, Salazar, Ruiz, & Barrientos (2004), como un proceso que se inicia con el consumo de sustancias, hasta llegar al abuso de ellas, con el posterior desarrollo de la tolerancia y la dependencia; e introducen la idea de que con una intervención apropiada, el proceso pude interrumpirse en cualquier etapa de la adicción, con el objetivo de llegar a la abstinencia o la moderación.

Por otra parte, Camí & Farre (2003), ven a la adicción a las drogas como un trastorno crónico, en lo que coinciden con los autores anteriores al señalar que se busca compulsivamente la droga, y el comportamiento de consumo persiste a pesar de los efectos negativos que trae como consecuencia.

Brizuela et al. (2009), describen a la adicción como una enfermedad de naturaleza biopsicosocial, lo cual quiere decir que las causas de la adicción podrían ser múltiples, y que tienen una manera compleja de interactuar para producir un desorden adictivo. Motivo por el que no se puede comprender con una visión lineal de causa y efecto. Bajo este enfoque, la adicción es un proceso gradual, forma parte de un desarrollo continuo que comienza como un acto voluntario motivado por hacer algo diferente en un contexto socializante.

Hábito, proceso, enfermedad multifactorial o trastorno crónico, es así como se interpreta a la adicción. Como consecuencia, es lógico suponer que existan diferentes formas de comprender el desarrollo de las mismas. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, o mejor dicho, gracias a ellas, y tratando de articular las ideas coincidentes desde un enfoque integrador, se puede interpretar que la adicción forma parte de un proceso que tiene un inicio claro en el consumo de alguna droga y que se mantiene debido a la repetición compulsiva de su uso, el cual provoca diversos efectos negativos tanto en el organismo como en otros ámbitos de la vida del individuo.

De manera paralela a estos efectos, el consumo de la droga parece traer consigo un estado de bienestar o placer para el individuo, que aunque es temporalmente corto, es el fin que persigue. Lo cual lleva a los siguientes cuestionamientos: ¿Qué sensaciones, emociones o cogniciones desagradables se intenta mitigar con el consumo de drogas?, ¿el individuo está en la búsqueda de un estado de placer y bienestar, creyendo que sólo puede conseguirlo a través de las drogas?, ¿habrá otras formas de conseguir estos mismos estados psicológicos sin la necesidad de consumir alguna sustancia psicoactiva?

Mendoza Rosales, C. (2016). La conducta adictiva a sustancias como parte de un patrón de comportamiento autodestructivo y las implicaciones de esta perspectiva en la intervención clínica de la adicción desde el enfoque cognitivo conductual. Universidad Nacional Autónoma de México, Los Reyes Iztacala, Edo. de México.

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